ENSAYO HOMONATROPICO 2021
Al
entrar en las páginas de la historia, se pueden denotar esos, “avances” en
todos los órdenes de la circunstancia humana, las llamadas revoluciones que
marcaron y determinaron la vida actual. Se pensaba que la naturaleza era
infinita, no se tenía en cuenta la intervención humana en la búsqueda de la
saciedad de sus necesidades, lo que era considerado una labor, eso lograr
satisfacer las necesidades, paso a lo que se conoce como trabajo, una acción
digna pero cargada de individualismo, competencia, egoísmo y quedo determinado
por la tasación de la acción humana deslastrando su espíritu y su conciencia.
Entre
los siglos XVII y XVIII se vivió lo que se llamó: “EL siglo de las Luces”,
debido a que en esta etapa se lograron alcances en todos los órdenes de la vida,
se pensaba que seriamos “felices”, y así viviríamos, per se, en la felicidad
plena que nos brindarían las máquinas y la tecnología.
A
pesar de este anhelo, la miopía, y por ende, las desviaciones están a la orden
del día y seguirán así hasta tanto no se logre reconocer la importancia del ser
humano y de la naturaleza y no se someta su existencia a las patentes y marcas
de aquellos avances creados con la falsa premisa de protegerlo de los ataques
del entorno como son los virus y las posibles pandemias como esta que está ocurriendo
en el siglo XXI con la pandemia del COVID 19.
Al
pasar a vivir en ciudades, para ser “felices”, se fragmento la familia se
separo a la comunidad en grupos de intereses y poderes que luchan por imponerse
y controlar la vida, se mantiene un engaño sostenido donde se nos promete una
“vida de calidad”, basada en esos “adelantos tecnológicos”, pero, esas promesas
se transforman en planteamientos agudos basados en un supuesto conocimiento
recogido en el transcurrir de la vida a lo que se le llama: especialidad.
Una
muestra de la separación del ser humano de su entorno y de sus semejantes está
latente en la división de la intención humana en “partidos” o ideas
fragmentadas que tan solo acarrean divisiones, separaciones y luchas que generan
hasta guerras donde la muerte es lo mas notable; el ser humano es “comunista”
por esencia, por aquello que, en sus comienzos, lo común es de todos y se
procura para todos sabiendo que las necesidades son las mismas, la política era
una sola: laborar todos para todos.
La
política era una fuerza natural donde se involucraban personas y ambiente en
común, las herramientas no eran mas que prolongaciones de las extremidades del
ser humano y una forma de darle forma a sus ideas. La privatización abarca
desde las conciencias hasta las destrezas, siendo calificadas de “bienes
útiles” con precios cotizados en el mercado.
La
esclavitud como política se mantiene solapada en las políticas socioeconómicas
donde el individuo ocupa un lugar en un censo y tiene la capacidad de activar
funciones generadoras de capitales y sumar a la acumulación. Ese talento o
capacidad tiene caducidad y oportunidad, tiempo que se calcula como la etapa
productiva, la caducidad es motivo de leyes obligantes del poder económico a
proteger la carga social.
La
naturaleza es la otra víctima de los conglomerados ideológicos ideados para
someter, controlar y ordenar la existencia bajo la premisa del “orden social”
necesario para lograr un “manejo” balanceado de la “productividad y lograr un
control total de la existencia; entra en juego el afán por alcanzar nuevos
horizontes como es el caso de: “La Conquista del Espacio”, crea dudas los beneficios que puedan traer
para el planeta estos viajes con promesas de logros científicos y aportes para
la humanidad.
Esta
“conquista”, limita la intención que se le pueda ofrecer hacia el rescate de la
naturaleza y su protección, y plantear un reordenamiento socio – laboral que
permita lograr un balance que beneficie a al ambiente y al ser humano como lo
plantea la Homonatropia, la reducción de la incidencia en la naturaleza, y
lograr un balance beneficioso, permitiría mejores condiciones de vida
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