LA CIENCIA CONTRA EL INDIGENISMO
El libro: Mitos de la
creación del Orinoco de Ronny Velázquez, de la editorial el Perro y la Rana del
Ministerio del poder popular para la Cultura de la República Bolivariana de
Venezuela, nos abre un camino amplio para conocer y reconocer nuestro origen
primario a partir de entender y rescatar la idiosincrasia de los pobladores
originarios de Aby Ayala (América).
Es una lección
permanente las que nos brindan nuestros indígenas o culturas milenarias que nos
enseñan, fundamentalmente, nuestra vinculación con la naturaleza; la ciencia
nos separa de nosotros como seres humanos y de la naturaleza como es el caso de
la Ecología, donde se separa al hombre del animal, con ese planteamiento donde
estudian al ser humano y al animal, de forma separada, en su relación con la
naturaleza.
“La ritualización
aborigen es constante, diaria, y no hay espacio sin sacralización. Por lo
general, el indígena vive siempre dentro de los límites de lo sagrado y, por lo
tanto, se refugia en el ámbito de lo divino. Su espacio venerable no puede ser
alterado sin el permiso y los rituales correspondientes. Si hay alteración, acaecerán
consecuencias”.
Lo sagrado y el ámbito
de lo divino esta enmarcado en esa relación vital con la naturaleza, nuestra
“evolución” nos ha separado como humanos con nuestro entorno natural y han
disipado lo espiritual, como una muestra de ser evolucionados, aunque se
mantiene un ritualismo religioso como una forma política de mantener el
control, pero nos han hecho creer en una superioridad supuesta sobre la
naturaleza y tomamos acciones para
“satisfacer nuestras necesidades” bajo el criterio de la productividad y la
competencia y alcanzar una mejor calidad de vida con las consabidas
consecuencias que nos están afectando, sobre todo en este siglo XXI o siglo de
la penumbra.
La Homonatropia
contempla desde lo sublime – romántico hasta la tecnología más avanzada para vincularnos
con nuestra naturaleza haciendo uso de nuestra capacidad de pensar y razonar
bajo criterios de humanidad más allá de planteamientos partidistas,
separatistas.
“… Esta ritualización y
este comportamiento es lo que conforma su condición humana. Su ritualización y
su comportamiento ceremonial a través de su vida es también parte de su libertad,
sin embargo, en ningún momento se asume que viven bajo la opresión de lo
divino. Su sentimiento, su fe, su alegría, su tristeza, su angustia o su
incertidumbre, todos estos adjetivos que los califican de manera abstracta, también
son parte de su libertad. No poseer rituales sería para el indígena no ser
libre, es esta la antinomia de su propia concepción. Para ser libre el indígena
debe conducirse bajo los cánones del cumplimiento de sus rituales. Cumplir con
sus ceremonias es condición indispensable para que pueda ser verdaderamente
hombre libre en el más amplio sentido del término. Estos procesos míticos,
vivificados y actualizados en todas las culturas indígenas, se realizan como
homenaje a lo divino y a lo sagrado de su cosmovisión. Por estas razones se
hacen necesarios los “ritos de control”, que son dedicados a la naturaleza y a
su ecosistema. En estos rituales se hace presente la vida de seres espirituales
que vigilan cierto orden de la naturaleza, y así surgen estos actos y prácticas
mágicas, episodios que están vinculados al transcurrir de la vida humana…”
“…Los principales
personajes del Wärime son Ojwoj-Da’e, que representa la dualidad;
jaguar-anaconda, Mueka, un dios creador que representa al venado; Buoka, dios
originario que crea a Wajari, este a la vez crea a Tchejeru, que pasa a ser su
hermana, representada en la naturaleza, como cerdo de monte en su versión
femenina, y Wajari a la vez está representado por el danto o tapir, personaje
herbívoro que solo se alimenta de frutos de la selva y es a la vez,
conjuntamente con los otros dioses creadores, defensor de las aguas y de los
bosques húmedos tropicales de la Amazonia. Por otro lado, el término piaroa es
una deformación de de’aruwa, que significa “señores de la selva”. Por tal
razón, todos los demás animales son sus hermanos, ya que descienden de troncos
comunes primigenios. Así, alimentarse de los animales selváticos representa,
por tanto, ingerir a sus propios hermanos, pero su mitología ha creado un personaje
llamado Muka-Kuyeli, que es un águila que tiene el poder de convertir en
vegetal la carne que come la sociedad piaroa”.
Los animales son sus
hermanos, ya que descienden de “troncos comunes”; este principio está lejos de
ser aceptado por las ideas ecológicas, se crea una brecha separatista no solo
con el reino animal, también se distancia de la filosofía indígena lo cual
evita considerar esta sociedad como un valor intrínseco en la protección de la naturaleza.
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