Para la Homonatropia cualquier iniciativa que vaya dirigida
a superar la dependencia es motivo de promocionar, y mas como es el caso del
Venezolano Luis Zambrano, un autodidacta que logro avances tecnológicos que
beneficiaron varias comunidades de los andes venezolanos.
Don Luis invento un motor de combustión interna llamado: L - Z 80 que funciona en base al gas metano producido a partir de residuos orgánicos, esta idea viene a deslastrar muchas iniciativas como por ejemplo el uso del maíz para producir carburantes y utilizarlo en los vehículos automotores.Esto es parte de las propuestas de la Homonatropia en cuanto a crear un balance que nos beneficie a ambos, a la naturaleza y a nosotros al realizar aportes que permitan protegerla y mantener su capacidad reproductiva
Biografía de Don Luis Zambrano (1901-1990): Este importante tecnólogo popular enfocado en la invención
autodidacta nace en la Aldea de Mesa de Adrian, en Bailadores, Municipio Rivas
Dávila del Estado Mérida el Primero de Mayo de 1901, hijo de padres campesinos;
Ramón de Jesús Zambrano y de Natividad del Carmen Molina.
Su educación formal llegó al 4º grado de primaria, pero
desde niño se aficionó a descubrir por sí mismo las relaciones de velocidad
producidas al accionar por medio de chorros de agua, naranjas de diversos
diámetros a las que clavaba paletas y más adelante, ruedas y poleas de madera;
estos juguetes le planteaban cada vez nuevos retos y descubrimientos de
principios de física en forma práctica. Instalado en su taller de Valle Nuevo
en la Aldea Mariño de Bailadores, adquirió de manera empírica e intuitivamente
suficientes conocimientos de electricidad y de mecánica que le permitieron
desarrollar cerca de 50 inventos, algunos por encargo, como la máquina peladora
de fresas, así como numerosas innovaciones a diversas máquinas, a pesar de la
limitación que significaba haber perdido la mano derecha, cortada
accidentalmente por una sierra en 1977. Sus plantas generadoras de electricidad
accionadas por caídas de agua fueron de gran utilidad a muchos pueblos y
caseríos de la cordillera andina. Trabajó por algún tiempo en la construcción
de la carretera Trasandina en 1924.
Para 1933, cuando en Bailadores fue instalado el servicio
eléctrico, ya Zambrano había construido 3 trapiches eléctricos para moler caña
de azúcar. Las turbinas construidas por él posibilitaron que poblaciones de las
montañas merideñas tuvieran electricidad mucho antes que este servicio fuera
establecido por CADAFE. En la población de Canaguá instaló en 1950 una turbina
movida por agua, la que proporcionó luz eléctrica a esta comunidad hasta 1978.
De igual manera se sirvieron de estas turbinas, pueblos como Mucuchachí, San
José de Acequias, Río Negro y San Antonio de Estanques, entre otros. En 1940
trabajó como maquinista de la carretera a Pregonero (Edo. Táchira). De
temperamento alegre, fue músico en su juventud y tocaba tiple. Contrajo
matrimonio en 2 oportunidades y tuvo 10 hijos.
Entre los muchos inventos realizados por Zambrano está un
generador de 600 amperios utilizado como soldador de varillas de 3/8, en 1939;
un torno grande de 13 tipos de roscas de diferente precisión; una peladora de
fresas; una fundición con su respectivo horno, en 1948; 20 turbinas utilizadas
en pueblos, caseríos y haciendas para generar electricidad que permiten moler
caña, trillar café y otros granos; 5 secadoras de café; una secadora de
estiércol para abono; una turbina de doble efecto de 4 salidas con efecto axial
nulo; 3 teleféricos montacargas con sus turbinas y una capacidad para
transportar media tonelada y un recorrido de medio kilómetro; una máquina
clasificadora, limpiadora y cernidora de ajo con capacidad para 1.400 kg por
hora, que le valió el reconocimiento público por parte del Concejo Municipal de
Bailadores en 1980; una bicicleta moledora de granos y huesos; un taladro
vertical con la adaptación de un motor de automóvil de 1924. Zambrano
desarrolló los principios básicos y la construcción de la turbina hidráulica;
turbina a doble efecto; transformación de motores de gasolina a gas; propulsión
de vehículos acuáticos; propulsión a chorro y funcionamiento de motores de explosión.
Pero su invento más trascendente, al que se dedicó desde 1950 con pasión
creativa, fue su motor turbozam o «motor criollo» como algunos lo llamaron. Su
diseño sencillo no lleva bielas, pistones, árbol de levas, válvulas,
carburador, ni cigüeñal. Se compone de piezas rotatorias sobre un eje de
tracción que al girar produce compresión y expansión ayudada por la inercia de
un volante; se fundamenta en un par de álabes o «bailadores» que hacen el papel
de pistones o piezas centrales de motor, llamadas así en honor a su pueblo;
estos álabes sustituyen la leva rotatoria de los motores convencionales y están
accionados por un sistema de engranajes planetarios que forman la cámara de
combustión entre ambas aspas. La factibilidad de este motor ha sido comprobada
por algunos ingenieros de la Universidad de Los Andes interesados en el tema,
pero no se ha llevado a la práctica. A partir de 1974, Zambrano se hace conocer
en el país gracias al esfuerzo de Fruto Vivas y René Esteves Laprea, quienes en
1977 organizan la Fundación Luis Zambrano, destinada a difundir la riqueza
creativa y la utilidad del trabajo desarrollado por este inventor. La Fundación
se proponía estimular la tecnología popular, fundando una escuela y un taller
en Bailadores con todo lo que Zambrano necesitaba, para crear y enseñar a los
jóvenes de la zona y lograron la creación del premio Luis Zambrano a la
inventiva tecnológica popular que cada año entrega el Consejo Nacional de
Investigaciones Científicas y Tecnológicas (CONICIT).
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