TRABAJOS DE MIERDA

 


El nacimiento de la Homonatropia es a partir de un proceso enseñanza aprendizaje realizado en empresas publicas y privadas donde se pudo dictar cursos a nivel gerencial, supervisorio y operacional, en empresas publicas y privadas, este proceso permitió poner en práctica la andragogía como un método de enseñanza – aprendizaje, que permitió recabar una data que luego se transformó en lo que se esta dando a conocer como es la Homonatropia.

Homonatropia es: HOMBRE – NATURALEZA - TRABAJO, lo empírico es un proceso en el cual se sumerge el individuo, probablemente, sin ningún conocimiento, l cual lee permite adquirir algunas habilidades y destrezas que luego al ponerlas en práctica desarrolla métodos, técnicas, herramientas, etc.

Si se quiere la agricultura nació a partir de la necesidad de alimentación, la construcción civil nació a partir de la necesidad de protegerse del medio, así sucesivamente; en un principio las actividades que realizaban los seres humanos estaban sujetas a las condiciones ambientales y sociales del momento, esas acciones las realizaban de forma comunal, familiar, individual y no dependían de otros, era una, LABOR, libre con la cual satisfacían sus necesidades.

La observación del proceso laboral actual donde la actividad del ser humano, se puede denotar que es considerada un” trabajo” donde el individuo, debe satisfacer una seria de requisitos exigidos por el mercado de trabajo para satisfacer las premisas económicas de la industria, se realiza bajo dependencia ajena y en su mayoría denigra del trabajador el cual es usado y desechado según las premisas de las normas establecidas n l que s ha llamado: Seguridad Social.

“Trabajos de mierda: una teoría (originalmente en inglés: Bullshit Jobs: A Theory) es un libro del año 2018 escrito por el antropólogo estadounidense David Graeber que postula la existencia de trabajos sin propósito y analiza su daño a la sociedad. Graeber sostiene que más de la mitad del trabajo social no tiene propósito y se vuelve psicológicamente destructivo cuando se combina con una ética laboral que asocia el trabajo con la autoestima. Graeber describe cinco tipos de trabajos sin sentido en los que los trabajadores fingen que su función no es tan inútil o dañina como saben que es. Sostiene además que la asociación del trabajo con el sufrimiento virtuoso es reciente en la historia de la humanidad, y propone los sindicatos y la renta básica universal como solución potencial.

En Trabajos de mierda, el antropólogo estadounidense David Graeber plantea que los beneficios de la productividad de la automatización no han conducido a una semana laboral de 15 horas, como predijo el economista John Maynard Keynes en 1930, sino a "trabajos de mierda": "una forma de empleo remunerado que es tan completamente inútil, innecesaria o perniciosa que ni siquiera el empleado puede justificar su existencia aunque, como parte de las condiciones de empleo, se sienta obligado a fingir que no es así".1​ Si bien estos trabajos pueden ofrecer una buena remuneración y amplio tiempo libre, Graeber sostiene que la inutilidad del trabajo roza su humanidad y crea una "profunda violencia psicológica".​ El autor sostiene que más de la mitad de trabajo social carece de sentido, a grandes rasgos describe cinco tipos de enteramente trabajos sin sentido:

Lacayos (flunkies), aquellos que sirven para que sus superiores se sientan importantes, por ejemplo, recepcionistas, auxiliares administrativos o porteros.

Matones (goons), aquellos que actúan para perjudicar o engañar a otros en nombre de su empleador, por ejemplo, grupos de presión, abogados corporativos, especialistas en relaciones públicas o community managers.

Arreglalotodos (duct tapers), aquellos que solucionan temporalmente problemas que podrían arreglarse permanentemente, por ejemplo, los programadores que reparan código inflado o el personal de recepción de las aerolíneas que calma a los pasajeros cuyas maletas no llegan.

Burócratas (box tickers), aquellos que crean la apariencia de que se está haciendo algo útil cuando no es así, por ejemplo, los administradores de encuestas, los periodistas de revistas internas, los responsables de cumplimiento de las empresas o los gestores de servicios de calidad.

Capataces (taskmasters), aquellos que gestionan -o crean trabajo extra- a quienes no lo necesitan, por ejemplo, los mandos intermedios o los profesionales de dirección.​

Graeber argumenta que estos empleos se encuentran en gran medida en el sector privado, a pesar de la idea de que la competencia del mercado erradicaría tales ineficiencias. En las empresas, llega a la conclusión de que el aumento de los empleos en el sector de los servicios se debe menos a la necesidad económica que al "feudalismo empresarial", en el que los empleadores necesitan a sus subordinados para sentirse importantes y mantener un estatus y un poder competitivos.1​2​ En la sociedad, atribuye a la ética del trabajo puritana-capitalista el haber convertido el trabajo del capitalismo en un deber religioso: que los trabajadores no obtuvieran avances en la productividad como una reducción de la jornada laboral porque, como norma social, creen que el trabajo determina su autoestima, incluso cuando consideran que ese trabajo no tiene sentido. Graeber describe este ciclo como una "profunda violencia psicológica"2​ y "una cicatriz en nuestra alma colectiva".3​ Graeber sugiere que uno de los retos a la hora de afrontar nuestros sentimientos sobre los trabajos inútiles es la falta de un guion de comportamiento, de la misma manera que la gente no sabe cómo sentirse si es objeto de un amor no correspondido. A su vez, en lugar de corregir este sistema, escribe Graeber, los individuos atacan a aquellos cuyos trabajos son innatamente satisfactorios.​

 

Graeber sostiene que el trabajo como fuente de virtud es una idea reciente, que el trabajo fue despreciado por la aristocracia en la época clásica, pero invertido como virtuoso por filósofos entonces radicales como John Locke. La idea puritana de la virtud a través del sufrimiento justificaba el trabajo de las clases trabajadoras como algo noble.2​ Y así, continúa Graeber, los trabajos de mierda justifican los modelos de vida contemporáneos: que los dolores del trabajo aburrido son una justificación adecuada para la capacidad de satisfacer los deseos del consumidor y que satisfacer esos deseos es, de hecho, la recompensa del sufrimiento a través del trabajo inútil. En consecuencia, a lo largo del tiempo, la prosperidad extraída de los avances tecnológicos se ha reinvertido en la industria y en el crecimiento del consumo por sí mismo, en lugar de en la compra de tiempo libre adicional del trabajo.1​ Los trabajos de mierda también sirven a fines políticos, en los que los partidos políticos se preocupan más por tener puestos de trabajo que por que éstos sean satisfactorios. Además, sostiene, las poblaciones ocupadas con el trabajo de mierda tienen menos tiempo para rebelarse.​

Como solución potencial, Graeber sugiere una renta básica universal, una prestación vital pagada a todos, sin calificación, que permitiría a la gente trabajar a su antojo.2​ El autor atribuye a un ciclo de trabajo humano natural, de atiborrarse y holgazanear, la forma más productiva de trabajar, ya que los agricultores, los pescadores, los guerreros y los novelistas varían el rigor del trabajo en función de la necesidad de productividad, y no de las horas de trabajo estándar, que pueden parecer arbitrarias si se comparan con los ciclos de productividad. Graeber sostiene que el tiempo que no se dedica a un trabajo inútil podría emplearse en actividades creativas”( https://es.wikipedia.org/wiki/Trabajos_de_mierda)

En este orden se dben considerar aquellos empleos donde sus ejecutantes no son mas que elementos utilizables y su paga es mínima, como es el caso de la gente que presta sus servicios en almacenes yo tiendas, los cuales los “automatizan”, creándoles un estad de estabilidad ficticia que realmente es efectivo para la empresa.

La función agrícola o de obrero, es una labor transformada en trabajo sujeta a condiciones económicas lo cual crea desviaciones que deben ser superadas a través de métodos psicológicos o motivacionales agotadores solo con la finalidad de someter al individuo y cumplir con las exigencias del mercado; para la Homonatropia el trabajo es:  LA CAPACIDAD TRANSFORMADORA DEL ENTORNO SOCIAL, CULTURAL Y NATURAL PARA SUPERAR LOS IMPEDIMENTOS CON EL FIN DE ALCANZAR UN DESARROLLO ESPIRITUAL Y FÍSICO CAPAZ DE CUBRIR LAS NECESIDADES DEL SER HUMANO Y PROCURAR UN APORTE PARA BENEFICIAR A LA NATURALEZA.

Homonatropicamente hablando esa relación Hombre – hombre, hombre – naturaleza, hombre trabajo, si no se alcanza un beneficio mutuo, sencillamente estamos en una función eminentemente, mecánica -productiva donde el individuo no es mas que un recurso básico considerado como el “elemento del cual se hace uso para alcanzar un objetivo al igual que la naturaleza y el trabajo.   

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